El euro está en máximos desde 2015 frente al dólar: qué está pasando y qué espera el mercado.

El euro está viviendo este año una fuerte subida frente a su principal rival internacional: el dólar.

Desde principios del ejercicio hasta ahora, la moneda común se ha revalorizado cerca de un 15% frente al billete verde y ha dejado atrás la paridad que vimos nada más estrenar 2017 para situarse alrededor de 1,2 dólares. Se trata del nivel más alto en los últimos dos años y medio.

Un euro fuerte supone varios riesgos para la eurozona. Uno de ellos es que perjudica las exportaciones, ya que los productos y servicios que venden al exterior los países que usan la moneda común ahora son más caros que a principios de año. Además, puede poner en riesgo el crecimiento económico de la región e impedir que la inflación se sitúe en el nivel de equilibrio que busca el Banco Central Europeo (BCE): cerca del 2%, pero por debajo de dicha barrera.

¿Y qué está pasando para que el intercambio entre ambas divisas esté en estos niveles no vistos desde hace unos 30 meses? La respuesta está en la cantidad de acontecimientos que se está produciendo a ambos lados del Atlántico y que están tirando a la baja al dólar y al alza al euro. De ahí que se esté incrementado rápidamente la distancia que les separa.

Según recuerda Natalia Aguirre, directora de análisis de Renta 4, “el euro está subiendo este año por los buenos datos macroeconómicos, porque en las principales citas electorales en Europa no han triunfado los partidos populistas y porque el mercado ha interpretado que el Banco Central Europeo (BCE) está cambiando su discurso para allanar el camino a la futura desaparición de los estímulos; principalmente, el programa de compra de deuda (QE) y los tipos de interés en mínimos”.

No podemos olvidar que el paro en la eurozona está en mínimos desde 2009, que la economía sigue creciendo y que la confianza está mejorando más rápido de lo esperado. A ello se une la llegada del socioliberal Emmanuel Macron a la presidencia de Francia tras su victoria frente a la candidata de ultraderecha Marine Le Pen y que se ha convertido en un respaldo claro a la continuidad del euro.

A todas esas buenas nuevas en la eurozona se suman los factores que están devaluando el dólar. Entre ellos destacan “la incapacidad de Donald Trump de sacar adelante algunas reformas que prometió, como la sanitaria o la fiscal, y a una hoja de ruta por parte de la Reserva Federal estadounidense más moderada de lo esperado. A pesar de que se estaba descontando una tercera subida de los tipos de interés en diciembre, ahora hay dudas de que finalmente tome esa decisión”, explica Jorge Lage, analista de CM Capital Markets, quien también recuerda la escalada de tensiones geopolíticas entre EEUU y Corea del Norte.

Más incertidumbre en septiembre

Por si todo esto no fuera suficiente, septiembre se presenta como un mes de alto voltaje para los mercados. El día 7 de septiembre se reúne el Banco Central Europeo, mientras que su homólogo estadounidense tiene una cita el día 20. El día 24 hay elecciones generales en Alemania y el día 29 EEUU alcanzará el techo de deuda, por lo que el Congreso debe negociar el aumento del mismo para poder cumplir sus compromisos financieros y evitar su colapso. En el caso doméstico, el referéndum independentista que prevé celebrar Cataluña el 1 de octubre también podría avivar la llama de la incertidumbre.

“El noveno mes del año se presenta complicado, pero lo lógico es pensar que estamos cerca del suelo del dólar y del techo del euro, lo que debería estabilizar el tipo de cambio. Pero todo va a depender del posicionamiento que tengan ambos bancos centrales”, sostiene Aguirre.

Si nada se tuerce y no hay sorpresas de última hora, los analistas creen que la distancia que separa actualmente ambas divisas debería reducirse, aunque descartan que volvamos a ver la paridad.

“La paridad que vimos a principios de año era un disparate, al igual que el otro extremo que vimos hace apenas tres ejercicios. Si tenemos en cuenta que hace tres trimestres el cambio era de 1,05 dólares y que en 2014 se situaba cerca de 1,4 unidades, podríamos decir que un nivel estable para el cruce es 1-15-1,25. A pesar de lo mucho que ha subido el euro frente al billete verde, no creo que estemos en niveles preocupantes, aunque las exportaciones sí se podrían resentir”, sostiene Daniel García, analista del bróker online XTB. Si echamos un vistazo a la evolución del tipo de cambio desde que estalló la crisis, observamos que los niveles actuales son relativamente bajos: en 2008, por ejemplo, la moneda común cotizaba a 1,5 dólares, mientras que hasta 2015 el cruce no se estabilizó por debajo de 1,20.

Para CM Capital Markets, un nivel razonable es alrededor de 1,15 unidades del billete verde, mientras que Christopher Dembik, jefe de análisis macro de Saxo Bank, estima que el tipo de cambio óptimo para España es de aproximadamente 1,18 dólares.

¿Y por qué los analistas piensan que cruce euro/dólar va a bajar a hasta estos niveles? La explicación, de nuevo, está a ambos lados del Atlántico. En Estados Unidos se esperan unos buenos datos macroeconómicos que respaldarán más subidas de tipos en el futuro, mientras que los analistas dan por hecho que, como sucede cada año, republicanos y demócratas alcanzarán un acuerdo ‘in extremis’ para elevar el techo de deuda de la primera potencia mundial.

En el caso europeo, el principal freno para el euro será la postura del BCE de mantener los estímulos que están impulsando la recuperación de la eurozona. Según insisten desde Saxo Bank, “la actual fortaleza del euro expresa especulaciones exageradas sobre la normalización de la política monetaria del BCE. Es muy probable que el organismo se vea obligado a revisar sus previsiones de inflación (los bajos precios podrían estar aquí para quedarse) y tenga que mantener su política monetaria laxa mucho más tiempo del esperado por el Consejo de Gobierno, lo que restará fuerza al euro”. Lo mismo opina David A. Meier, economista de Julius Baer, quien insiste en que “los inversores están ignorando las advertencias del BCE de que el proceso de normalización de sus políticas será lento, por lo que sus expectativas son exageradas”.

 

Fuente: Idealista



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